Enegildo Peña, trillando el camino de la cultura
Cuando hablamos de un gestor cultural en la República
Dominicana nos hacemos la idea de una
persona que ha dedicado su vida entera a las mejores causas de su nación sin
ningún otro interés que el de dejar un
legado que llegue más allá de este mundo insensible y apegado a lo material.
Hoy nos vamos a referir a Enegildo Peña, un humanista, trabajador de la cultura, poeta,
ensayista, nacido en el año 1965, oriundo de la ciudad de Santiago de los
Caballeros.
El referido escritor aparte de los
dotes ya mencionados es un excelente ser humano, lo dicen sus allegados.
Siempre se ha demostrado preocupado por las manifestaciones culturales de su patria.
Se ha interesado en fomentar las tradiciones que nos marcan como pueblo, y de
las que emerge ese sello distintivo que caracteriza las diferentes culturas.
Este incansable gestor, conocido por todos los intelectuales del país, se ha
destacado como unos de los activistas culturales más comprometidos.
Su mayor interés, y esto lo demuestran sus
hechos, siempre ha sido contribuir desde sus posibilidades en el avance de
nuestra nación. Son muchos los indicadores que demuestran que el homenajeado
Enegildo Peña es digno de ser reconocido como uno de los más destacados en el
ámbito cultural. Basta con recordar algunos de sus aportes.
Enegildo Peña es el
director y fundador del taller literario Virgilio Díaz Grullón y de la revista
Voz Literaria del CURSA-UASD, por esto y otras razones el exministro de cultura
y de quien nuestro destacado gestor cultural fue viceministro, José Rafael
Lantigua, lo califica como uno de los más grandes gestores en la historia
dominicana.
Además de esto, nuestro
homenajeado escritor fue cofundador del círculo de escritores de Santiago (1992).
Es un especialista cultural, que desde su realidad, se ha enfocado en dejar legados
palpables, legados que hablan de su labor. Y es que nuestro Enegildo ha acuñado
la frase que dice: “¡Cultura se hace haciendo, por eso nosotros hacemos lo que
decimos!” (1).
Nombrar a partir de los hechos
toda la trayectoria cultural del gestor Peña nos tomaría días, ya que son
innumerables sus aportes como humanista. Este legado como dije anteriormente
está ahí, vigente, beneficiando a un sinnúmeros de jóvenes dominicanos, que
como el poeta Enegildo, sueñan con una República Dominicana mejor. Un país con mayores
oportunidades para los creadores, para los que se preocupan por el fomento de
la cultura de nuestro país.
Enegildo Peña acuñó el concepto
de trascendencia y trascendió. Logró su cometido porque sus aportes lo han
colocado en la lista de hombres ilustres del país. Es un ejemplo, un prototipo,
que nos ha enseñado que cuando se quiere
se puede. Ha demostrado que todos y todas podemos poner nuestro granito de
arena. Demostró y continuará demostrando, que sí se puede rescatar, a través de
la cultura, la identidad nacional y las tradiciones populares. El
reconocido activista es un conocedor de
su realidad cultural, de nuestra realidad cultural, por eso se le es tan fácil
diseñar proyectos culturales que han tenido y siguen teniendo una repercusión
sin parangón en nuestro país, y es que nuestro homenajeado es un pleno
conocedor de las necesidades tradicionales que requieren ser fomentadas.
Otro de los tantos aportes
culturales que ha realizado, digno de ser mencionado, es la creación del Salón
del Carnaval de Santiago, un salón que propone mostrar, difundir y preservar
las expresiones culturales de las tradiciones de Santiago, como una forma de
presentar su historicidad y diversidad para recuperar la identidad y la
idiosincrasia de la cultura popular nuestra, sin prejuicio ni discriminación de
ningún tipo, como mismo lo expresa el propio Enegildo Peña.
No son las palabras escritas en
un papel las que hablan de la labor loable de nuestro homenajeado gestor
cultural y escritor, los hechos están ahí demostrando que el señor Enegildo es
merecedor de dichas y buenos presagios, que es digno de ser reconocido. Esos
indicadores de una labor encomiable están ahí a la vista de los ciudadanos,
demostrando que sí se puede. El bagaje experiencial que tiene, le ha permitido
destacar su sensibilidad. Su identificación con la cultura popular lo ha
tornado más consciente de los que es, y debido a esto le ha hecho a nuestra cultura contribuciones aplaudibles.
Su despego convertido en apego hacia las mejores causas lo ha colocado en el
pináculo de la gloria cultural de la República Dominicana.
Es
por esto que el señor Enegildo tiene una gama de premios y reconocimientos bien
merecidos: 1997/ Premio "Gregorio
Luperón", Máximo Galardón de la Primera Feria Regional del Libro Santiago.
2001/ El Taller Literario Virgilio Díaz Grullón, por sus aportes y logros en la
difusión de las artes y literatura. 2003/ Ayuntamiento de Santiago, a través del
Departamento de Cultura del Ayuntamiento en el Día Nacional del Poeta, por sus
grandes méritos acumulados. 2003/ La Universidad Autónoma de Santo Domingo, por
su excelente labor docente y aporte al desarrollo de nuestro país, formando las
inteligencias que dirigirán nuestra Nación. 2003/ Reconocimiento al poeta
Enegildo Peña, por todos aquellos que no saben expresar lo que sienten. 2004/
El Colegio Padre Emilio Tardif, por su obra ?Más allá de la Sombra? estética en
que se encontraba en el momento de la aparición de su primer libro. 2005/
Secretaria de Estado de Cultura, por su contribución eficaz y su dedicación
constante al éxito de la II Feria Regional del Libro, Santiago 2005. 2005/ El
Ayuntamiento Municipal Villa Bisonó, por sus aportes al desarrollo social
económico y cultural de nuestro pueblo. 2006/ Empleado Estrella del Año,
Secretaría de Estado de Cultura. 2006/ entre otros. (2)
Enegildo
no ha desmayado y en el 2010 puso a circular una antología que recoge entrevistas de los más altos
escritores contemporáneos titulada “Entrevistar es Pensar”. Un encuentro con la literatura dominicana que recoge entrevistas hechas a
escritores e intelectuales. Ante tan significante aporte el escritor Andrés L.
Mateo reconoció los dotes del poeta,
escritor y ensayista Enegildo Peña y lo denominó… “Un excelente ser humano, además un activista cultural, y un
intelectual de mucho aprecio en nuestro país”. Y sobre el libro expresó: …
“En realidad es un título muy, pero muy sugerente y además muy apropiado para lo que se vivió como experiencia de entrevistado, es decir obligar
al entrevistado a pensar”. León Félix Batista, editor del libro dijo
que esta pieza literaria cuenta con una unidad temática de lectura fácil y que
a primera instancia se puede leer como literatura para luego releerlo y ser
disfrutando. (3)
Lo
que hasta ahora hemos venido resaltando es la labor de un destacado gestor
cultural. Pasemos ahora al otro mundo en el que nuestro homenajeado se ha
destacado. Su calidad poética nos motiva a hablar de ese mundo entrañable y
metafísico que en sus escritos hace presencia. En la poesía del poeta Peña, hay
un argumento de la estética que se explica con la voz íntima del autor. Su
poesía es una reclamación que potencializa la organización de un mundo
desarticulado, un mundo permeado de desordenes y de dudas filosóficas y hasta dudas
triviales. La poesía de Enegildo es manifestada
a través de un lenguaje que desvirtúa el lenguaje estándar que muchos
poetas sin profundizaciones filosóficas utilizan para la gestación de su obra.
En
la antología “Juego de imágenes” de Frank Martínez; Néstor E, Rodríguez, opina
sobre el poemario de Enegildo “Más allá de mi sombra”, abro la cita: “Una tensa
correspondencia entre la simplicidad del lenguaje poético y el cariz
especulativo del verso define la escritura de Enegildo Peña. El ímpetu teórico
presente en sus textos ubica su obra entre la dilatada nómina de autores
dominicanos adosados a la práctica de una poesía de corte filosófico que ha
alcanzado matices programáticos en la llamada “poética del pensar” de José Mármol.
Enegildo Peña comulga con esa visión poética en Más allá de mi sombra “al nacer
el pensamiento se hace la palabra”. También hace vanguardia. En “el enigma de
la palabra”, suerte de ars poética incorporada a esta selección, el poeta
dirige la recepción del texto por medio de minuciosas acotaciones con la
intención de hacer del poema una “estructura dentro de la lectura”. Cierro la cita. (4)
Enegildo
es un acabado poeta que ha sabido valerse de las mejores imágenes recreadas en
el recóndito rincón de su imaginación y de esa manera seleccionar los mejores retratos
que como dije brotan de su mente de poeta, por lo que logra con esto, redescubrir una realidad alternativa que es lo
que hace en su mundo poético, ofrecernos una solución, pero esta solución está
enmascarada de un rejuego de palabras
que hermosean su obra, pero que también impiden que a los que no le fue dado el
soplo de la sensibilidad, entiendan. Porque Enegildo revela verdades poéticas.
El consagrado
poeta, crea mundos opcionales, ausculta en la nostalgia sus experiencias
vivenciales para salir con la gestación de unos versos que desenmascaran la
realidad social que lo circunda. La conexión
que demuestra tener con lo trascendente en su poemario titulado “Más
allá de mi sombra” es muy evidente, este libro nos muestra, ese mundo opcional
que en su naturaleza poética está más allá de su sombra.
Ante
esto, el maestro Bruno Rosario Candelier dice lo siguiente, abro la cita, “Testimonio de sus
inquietudes filosóficas. Su producción poética revela a un ser preocupado por
el sentido de la vida y el mundo, y en sus reflexiones hay verdades poéticas
que atrapan la huella de lo trascendente. Esta sombra va donde se produce el
poema, creando la emoción y la razón de una escritura, porque en la sombra todo
es posible.
La poesía atrapa el instante haciendo de este una filosofía de la
palabra donde no existe la repuesta sino la interrogante, para que la poesía
asuma el espíritu creativo de esta sombra. Este poemario trabaja el signo
poético desde el punto de vista metafísico, haciendo énfasis en lo viviente, en
lo existencial y en lo filosófico. Es una práctica común en la historia de la poesía universal, pero
en la sociedad dominicana también es reiterativa”. Cierro la cita. (5)
Para
comprobar lo dicho anteriormente, solo tenemos que leer algunos de los versos
que componen el poemario “Más allá de mi sombra”. Veamos: Sangran mis heridas/ en los ojos del ser/ al
tejer el misterio/ de una sombra que camina./Una voz me dice:/ su penumbra es
inminente/ busca el vestigio inmutable de su rostro./ Miro a lo lejos el cristal de la memoria/en la soledad
del camino/interrogando el espacio de la vida./Entre el principio de sus
formas/y la existencia de la nada/que vive en la sombra;/se va cerrando la
noche,/donde la realidad busca su lenguaje/ y
despierta mi agonía:/-Madre, una voz escucha tu silencio-./-Hijo, la
muerte es una sombra que camina.
Enegildo
Peña ha sabido emparentar con lo consustancial
de lo divino, de lo trascendente, para esto se vale de unas verdades
filosóficas que sorprendentemente entonan con las verdades poéticas que
subyacen en el mundo metafísico que pernota en su poesía. Las inmortales
imágenes magistrales que en sus poemas cohabitan nos deleitan el hondón que
tiene todo lector que se estremece al leer literatura con calidad. El poeta
genuino Enegildo Peña para conformar tan singulares aportes poéticos ha elegido
las palabras de tal manera, que el fluir sonoro de esas palabras nos traslada a
una realidad metafísica y esto a través del plano de la fonología con sus
sonidos significativos.
“Solo
el sueño existe/ y en la sombra nos hace ser nosotros”, dice el consumado poeta
Enegildo Peña.
Ese
sueño del que habla nuestro autor, solo existe en la realidad alternativa que
existe en los efluvios de lo metafísico, y que se concretiza en los poemas que conforman el poemario “Más
allá de mi sombra.” Esa sombra de la que habla el experimentado poeta Enegildo Peña
es la misma sombra a la que se refería Platón en el texto “El Mito de la Caverna”. Enegildo en su lenguaje
poético, apunta que nosotros solo somos la representación de la esencia que hay
en el más allá de nosotros, en el más allá de nuestras sombras, de nuestras
apariencias. Somos la apariencia de lo que deberíamos ser, pero esa sombra deja
de ser apariencia en ese mundo que nuestro estudiado autor desarrolla en su poesía,
y lo hace a través de un voz poética que expresa verdades metafísica, verdades
divinas, bien lo expresa nuestro poeta en unos de sus versos: /la reminiscencia
de otros/ que aun están en nosotros/.
Estos
versos son un cuadro de la humanidad. Nos explica en su leguaje poético que
podemos dar más, que si vinimos a este mundo fue para aportar. Enegildo,
designa una apercepción que concibe su estadía vivencial como la responsable de
su captación para con los comportamientos culturales y espirituales. Así nos da
una realidad alternativa, como dice Bruno, nos permite conocer la realidad
real, y para comunicarlo se vale de un cúmulo de palabras que se combinan y nos
dan como resultado la estética, la plena literalidad de la que habla Jackoson en
literatura. El poeta Enegildo Peña para la conformación de su obra, utiliza
vocablos que brotan en los efluvios de las imágenes poéticas y que denotan
acepciones transcendentales.
Esa
buena selección de su vocabulario, le ha permitido a nuestro poeta que los diversos
rasgos fonológicos se entrelacen, y de esa manera deleitan nuestros sentidos. El poeta Enegildo elige las
palabras con la intención de que estas hermoseen su discurso poético, y que a
la vez, denoten un pensamiento profundo porque como dice el poeta y ensayista
Fernado Cabrera, “Su poesía es más metafórica en su entramado creativo, porque
–el poeta- se revierte en su adolorida sombra existencial, para reencontrarse
con sus angustias ancestrales. Más allá de su sombra apesadumbrada, busca el
resoplo de su poética. Es decir, la
sombra no es un simple vocablo lingüístico o metafísico, sino un estado de su
gnosis vivencial.
Cada poema representa
una búsqueda consciente de un universo poético más propio y creativo. Hoy nuestras manos
tocan silencio de sombra hasta que los
ojos se queden dormidos –para siempre- y, después de los siglos y los siglos,
puedan levantar el instante de lo eterno. Mientras, en la sangre un pájaro vuela
conmigo y va despertando los signos ocultos que nos unen, y la luna nos mire
haciendo de la noche: silencio de
sombra.” (6)
Confieso que no había
tenido hasta ahora un contacto profundo con la poesía de Enegildo. Ahora que lo
he tenido, he experimentado un gozo ornamental al acoplarme con la gravidez
asombrosa de su obra (cosa poco inusual en mí). Y es que nuestro poeta trata temas tan diversos como los prejuicio que se tienen, el miedo que muchas veces siente un escritor al
momento de escribir, por temor a que el
lector sepa demasiadas cosas sobre él, porque a veces se escapan confesiones y
de ahí la importancia de la poesía, que revela verdades poéticas, pero también
particulares. Veamos cómo expresa el poeta Enegildo lo planteado: /Los garabatos de su alma/conversan
con la noche
al revelar el otro en la palabra. / Dentro de la noche/ hay otro escondido/ en su negrura/ quizás sea yo.
Ese
extrañamiento, esas sensaciones que siempre están emitiendo las cosas y que el
poeta se encarga de descodificar para luego codificarlas en su lenguaje
universal es lo que más ha incidido en la formación de este poeta que es un
creador de mundos posibles. Enegildo ha
sabido anclar con la filosofía en su poesía. El poeta percibe y casi siempre inconscientemente
da a conocer verdades poéticas, y esto es lo que ha hecho Enegildo con su texto
“Más allá de mi sombra”, dar a conocer una realidad superficial con
alternativas universales expresadas mediante el lenguaje divino de la poesía.
Sin
temor a equivocarme, puedo decir que el poemario guarda una estrecha relación
con la realidad que rodea al autor. Como dijo Simónides “La pintura es poesía
muda, y la poesía, pintura que habla”. Bien lo decían los griegos el
poeta es el vidente que conoce el sentido oculto de las cosas, y de los
seres, que desposa el misterio, penetra en el absoluto y reinventa la realidad.
Es innegable que toda obra artística surge de la realidad, de la experiencia
vivencial, por esto un poema como una novela tiene que tener relación, de alguna manera, con el
mundo que circunda al creador.
La
obra literaria debe ampararse en la fricción con los objetos, en percepciones
que son frutos del encuentro con las cosas que nos convocan por su don de
abstracción. La obra literaria debe ser fruto de esa conexión con los seres. El
mundo del poema debe estar marcado por la experiencia humana, experiencia que
puede ser carnal o espiritual. Esto es lo que ha engrandecido la obra de
Enegildo Peña, ha entonado su poesía con la vida práctica, ha manifestados
estas simplicidades a través de verdades poéticas, por esto, y otras razones
siento que nuestro poeta y trabajador de la cultura ha dejado un comprobable
legado a su pueblo. Enhorabuena señor
Enegildo Peña, felicidades.
1.
Peña Enegildo “Más allá de mi sombra.”
2.
www.diariodominicano
. com.
3.
www.enlineadesdeSanCristobal.com
4.
Martínez Frank,
Rodríguez Néstor, “Juego de imágenes”, RD, 2da edición, 2001, editora Isla
Negra, p279.
5.
Ibídem.
6.
Ibídem.
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