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viernes, 20 de junio de 2014

Crítica literaria

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Enegildo Peña, trillando el camino de la cultura

Cuando hablamos  de un gestor cultural en la República Dominicana  nos hacemos la idea de una persona que ha dedicado su vida entera a las mejores causas de su nación sin ningún otro interés  que el de dejar un legado que llegue más allá de este mundo insensible y apegado a lo material. 

Hoy nos vamos a referir a Enegildo Peña, un  humanista, trabajador de la cultura, poeta, ensayista, nacido en el año 1965, oriundo de la ciudad de Santiago de los Caballeros.
El referido escritor aparte de los dotes ya mencionados es un excelente ser humano, lo dicen sus allegados. Siempre se ha demostrado preocupado por las manifestaciones culturales de su patria. Se ha interesado en fomentar las tradiciones que nos marcan como pueblo, y de las que emerge ese sello distintivo que caracteriza las diferentes culturas. Este incansable gestor, conocido por todos los intelectuales del país, se ha destacado como unos de los activistas culturales más comprometidos.

Su  mayor interés, y esto lo demuestran sus hechos, siempre ha sido contribuir desde sus posibilidades en el avance de nuestra nación. Son muchos los indicadores que demuestran que el homenajeado Enegildo Peña es digno de ser reconocido como uno de los más destacados en el ámbito cultural. Basta con recordar algunos de sus aportes. 

Enegildo Peña es el director y fundador del taller literario Virgilio Díaz Grullón y de la revista Voz Literaria del CURSA-UASD, por esto y otras razones el exministro de cultura y de quien nuestro destacado gestor cultural fue viceministro, José Rafael Lantigua, lo califica como uno de los más grandes gestores en la historia dominicana.


Además de esto, nuestro homenajeado escritor fue cofundador del círculo de escritores de Santiago (1992). Es un especialista cultural, que desde su realidad, se ha enfocado en dejar legados palpables, legados que hablan de su labor. Y es que nuestro Enegildo ha acuñado la frase que dice: “¡Cultura se hace haciendo, por eso nosotros hacemos lo que decimos!” (1).


Nombrar a partir de los hechos toda la trayectoria cultural del gestor Peña nos tomaría días, ya que son innumerables sus aportes como humanista. Este legado como dije anteriormente está ahí, vigente, beneficiando a un sinnúmeros de jóvenes dominicanos, que como el poeta Enegildo, sueñan con una República Dominicana mejor. Un país con mayores oportunidades para los creadores, para los que se preocupan por el fomento de la cultura de nuestro país.


Enegildo Peña acuñó el concepto de trascendencia y trascendió. Logró su cometido porque sus aportes lo han colocado en la lista de hombres ilustres del país. Es un ejemplo, un prototipo, que nos ha enseñado  que cuando se quiere se puede. Ha demostrado que todos y todas podemos poner nuestro granito de arena. Demostró y continuará demostrando, que sí se puede rescatar, a través de la cultura, la identidad nacional y las tradiciones populares. El reconocido  activista es un conocedor de su realidad cultural, de nuestra realidad cultural, por eso se le es tan fácil diseñar proyectos culturales que han tenido y siguen teniendo una repercusión sin parangón en nuestro país, y es que nuestro homenajeado es un pleno conocedor de las necesidades tradicionales que requieren ser fomentadas.


Otro de los tantos aportes culturales que ha realizado, digno de ser mencionado, es la creación del Salón del Carnaval de Santiago, un salón que propone mostrar, difundir y preservar las expresiones culturales de las tradiciones de Santiago, como una forma de presentar su historicidad y diversidad para recuperar la identidad y la idiosincrasia de la cultura popular nuestra, sin prejuicio ni discriminación de ningún tipo, como mismo lo expresa el propio  Enegildo Peña.


No son las palabras escritas en un papel las que hablan de la labor loable de nuestro homenajeado gestor cultural y escritor, los hechos están ahí demostrando que el señor Enegildo es merecedor de dichas y buenos presagios, que es digno de ser reconocido. Esos indicadores de una labor encomiable están ahí a la vista de los ciudadanos, demostrando que sí se puede. El bagaje experiencial que tiene, le ha permitido destacar su sensibilidad. Su identificación con la cultura popular lo ha tornado más consciente de los que es, y debido a esto le ha hecho  a nuestra cultura contribuciones aplaudibles. Su despego convertido en apego hacia las mejores causas lo ha colocado en el pináculo de la gloria cultural de la República Dominicana.


Es por esto que el señor Enegildo tiene una gama de premios y reconocimientos bien merecidos: 1997/ Premio "Gregorio Luperón", Máximo Galardón de la Primera Feria Regional del Libro Santiago. 2001/ El Taller Literario Virgilio Díaz Grullón, por sus aportes y logros en la difusión de las artes y literatura. 2003/ Ayuntamiento de Santiago, a través del Departamento de Cultura del Ayuntamiento en el Día Nacional del Poeta, por sus grandes méritos acumulados. 2003/ La Universidad Autónoma de Santo Domingo, por su excelente labor docente y aporte al desarrollo de nuestro país, formando las inteligencias que dirigirán nuestra Nación. 2003/ Reconocimiento al poeta Enegildo Peña, por todos aquellos que no saben expresar lo que sienten. 2004/ El Colegio Padre Emilio Tardif, por su obra ?Más allá de la Sombra? estética en que se encontraba en el momento de la aparición de su primer libro. 2005/ Secretaria de Estado de Cultura, por su contribución eficaz y su dedicación constante al éxito de la II Feria Regional del Libro, Santiago 2005. 2005/ El Ayuntamiento Municipal Villa Bisonó, por sus aportes al desarrollo social económico y cultural de nuestro pueblo. 2006/ Empleado Estrella del Año, Secretaría de Estado de Cultura. 2006/ entre otros. (2)


Enegildo no ha desmayado y en el 2010 puso a circular una antología  que recoge entrevistas de los más altos escritores contemporáneos titulada “Entrevistar es Pensar”. Un encuentro con la literatura dominicana que recoge entrevistas hechas  a escritores e intelectuales.  Ante tan significante aporte el escritor Andrés L. Mateo  reconoció los dotes del poeta, escritor y ensayista Enegildo Peña y lo denominó… “Un excelente ser humano, además un activista cultural, y un intelectual de mucho aprecio en nuestro país”. Y sobre el libro expresó: … “En realidad es un título muy, pero muy sugerente y además muy apropiado para lo que se vivió como experiencia de entrevistado, es decir obligar al entrevistado a pensar”. León Félix Batista, editor del libro dijo que esta pieza literaria cuenta con una unidad temática de lectura fácil y que a primera instancia se puede leer como literatura para luego releerlo y ser disfrutando. (3)


Lo que hasta ahora hemos venido resaltando es la labor de un destacado gestor cultural. Pasemos ahora al otro mundo en el que nuestro homenajeado se ha destacado. Su calidad poética nos motiva a hablar de ese mundo entrañable y metafísico que en sus escritos hace presencia. En la poesía del poeta Peña, hay un argumento de la estética que se explica con la voz íntima del autor. Su poesía es una reclamación que potencializa la organización de un mundo desarticulado, un mundo permeado de desordenes y de dudas filosóficas y hasta dudas triviales. La poesía de Enegildo es manifestada  a través de un lenguaje que desvirtúa el lenguaje estándar que muchos poetas sin profundizaciones filosóficas utilizan para la gestación de su obra.

En la antología “Juego de imágenes” de Frank Martínez; Néstor E, Rodríguez, opina sobre el poemario de Enegildo “Más allá de mi sombra”, abro la cita: “Una tensa correspondencia entre la simplicidad del lenguaje poético y el cariz especulativo del verso define la escritura de Enegildo Peña. El ímpetu teórico presente en sus textos ubica su obra entre la dilatada nómina de autores dominicanos adosados a la práctica de una poesía de corte filosófico que ha alcanzado matices programáticos en la llamada “poética del pensar” de José Mármol. Enegildo Peña comulga con esa visión poética en Más allá de mi sombra “al nacer el pensamiento se hace la palabra”. También hace vanguardia. En “el enigma de la palabra”, suerte de ars poética incorporada a esta selección, el poeta dirige la recepción del texto por medio de minuciosas acotaciones con la intención de hacer del poema una “estructura dentro de la lectura”.  Cierro la cita. (4)

Enegildo es un acabado poeta que ha sabido valerse de las mejores imágenes recreadas en el recóndito rincón de su imaginación y de esa manera seleccionar los mejores retratos que como dije brotan de su mente de poeta, por lo que logra con esto,  redescubrir una realidad alternativa que es lo que hace en su mundo poético, ofrecernos una solución, pero esta solución está enmascarada de un rejuego de  palabras que hermosean su obra, pero que también impiden que a los que no le fue dado el soplo de la sensibilidad, entiendan. Porque Enegildo revela verdades poéticas.

El consagrado poeta, crea mundos opcionales, ausculta en la nostalgia sus experiencias vivenciales para salir con la gestación de unos versos que desenmascaran la realidad social que lo circunda. La conexión  que demuestra tener con lo trascendente en su poemario titulado “Más allá de mi sombra” es muy evidente, este libro nos muestra, ese mundo opcional que en su naturaleza poética está más allá de su sombra.

Ante esto, el maestro Bruno Rosario Candelier dice lo siguiente, abro la cita,  “Testimonio de sus inquietudes filosóficas. Su producción poética revela a un ser preocupado por el sentido de la vida y el mundo, y en sus reflexiones hay verdades poéticas que atrapan la huella de lo trascendente. Esta sombra va donde se produce el poema, creando la emoción y la razón de una escritura, porque en la sombra todo es posible. 

La poesía atrapa el instante haciendo de este una filosofía de la palabra donde no existe la repuesta sino la interrogante, para que la poesía asuma el espíritu creativo de esta sombra. Este poemario trabaja el signo poético desde el punto de vista metafísico, haciendo énfasis en lo viviente, en lo existencial y en lo  filosófico.  Es una práctica común  en la historia de la poesía universal, pero en la sociedad dominicana también es reiterativa”.  Cierro la cita. (5)

Para comprobar lo dicho anteriormente, solo tenemos que leer algunos de los versos que componen el poemario “Más allá de mi sombra”. Veamos:  Sangran mis heridas/ en los ojos del ser/ al tejer el misterio/ de una sombra que camina./Una voz me dice:/ su penumbra es inminente/ busca el vestigio inmutable de su rostro./ Miro a  lo lejos el cristal de la memoria/en la soledad del camino/interrogando el espacio de la vida./Entre el principio de sus formas/y la existencia de la nada/que vive en la sombra;/se va cerrando la noche,/donde la realidad busca su lenguaje/ y  despierta mi agonía:/-Madre, una voz escucha tu silencio-./-Hijo, la muerte es una sombra que camina.


Enegildo Peña ha sabido emparentar con lo consustancial  de lo divino, de lo trascendente, para esto se vale de unas verdades filosóficas que sorprendentemente entonan con las verdades poéticas que subyacen en el mundo metafísico que pernota en su poesía. Las inmortales imágenes magistrales que en sus poemas cohabitan nos deleitan el hondón que tiene todo lector que se estremece al leer literatura con calidad. El poeta genuino Enegildo Peña para conformar tan singulares aportes poéticos ha elegido las palabras de tal manera, que el fluir sonoro de esas palabras nos traslada a una realidad metafísica y esto a través del plano de la fonología con sus sonidos significativos.


“Solo el sueño existe/ y en la sombra nos hace ser nosotros”, dice el consumado poeta Enegildo Peña.
Ese sueño del que habla nuestro autor, solo existe en la realidad alternativa que existe en los efluvios de lo metafísico,  y que se concretiza en  los poemas que conforman el poemario “Más allá de mi sombra.” Esa sombra de la que habla el experimentado poeta Enegildo Peña es la misma sombra a la que se refería Platón en el texto “El  Mito de la Caverna”. Enegildo en su lenguaje poético, apunta que nosotros solo somos la representación de la esencia que hay en el más allá de nosotros, en el más allá de nuestras sombras, de nuestras apariencias. Somos la apariencia de lo que deberíamos ser, pero esa sombra deja de ser apariencia en ese mundo que nuestro estudiado autor desarrolla en su poesía, y lo hace a través de un voz poética que expresa verdades metafísica, verdades divinas, bien lo expresa nuestro poeta en unos de sus versos: /la reminiscencia de otros/ que aun están en nosotros/.

Estos versos son un cuadro de la humanidad. Nos explica en su leguaje poético que podemos dar más, que si vinimos a este mundo fue para aportar. Enegildo, designa una apercepción que concibe su estadía vivencial como la responsable de su captación para con los comportamientos culturales y espirituales. Así nos da una realidad alternativa, como dice Bruno, nos permite conocer la realidad real, y para comunicarlo se vale de un cúmulo de palabras que se combinan y nos dan como resultado la estética, la plena literalidad de la que habla Jackoson en literatura.  El poeta Enegildo Peña  para la conformación de su obra, utiliza vocablos que brotan en los efluvios de las imágenes poéticas y que denotan acepciones transcendentales.


Esa buena selección de su vocabulario, le ha permitido a nuestro poeta que los diversos rasgos fonológicos se entrelacen, y de esa manera deleitan nuestros  sentidos. El poeta Enegildo elige las palabras con la intención de que estas hermoseen su discurso poético, y que a la vez, denoten un pensamiento profundo porque como dice el poeta y ensayista Fernado Cabrera, “Su poesía es más metafórica en su entramado creativo, porque –el poeta- se revierte en su adolorida sombra existencial, para reencontrarse con sus angustias ancestrales. Más allá de su sombra apesadumbrada, busca el resoplo de su poética.  Es decir, la sombra no es un simple vocablo lingüístico o metafísico, sino un estado de su gnosis vivencial.  

Cada poema representa una búsqueda consciente de un universo poético más propio y creativo. Hoy nuestras manos tocan  silencio de sombra hasta que los ojos se queden dormidos –para siempre- y, después de los siglos y los siglos, puedan levantar el instante de lo eterno. Mientras, en la sangre un pájaro vuela conmigo y va despertando los signos ocultos que nos unen, y la luna nos mire haciendo de la  noche: silencio de sombra.” (6)


Confieso que no había tenido hasta ahora un contacto profundo con la poesía de Enegildo. Ahora que lo he tenido, he experimentado un gozo ornamental al acoplarme con la gravidez asombrosa de su obra (cosa poco inusual en mí). Y es que nuestro poeta  trata temas tan diversos como  los prejuicio que se tienen, el miedo  que muchas veces siente un escritor al momento de escribir, por temor a que  el lector sepa demasiadas cosas sobre él, porque a veces se escapan confesiones y de ahí la importancia de la poesía, que revela verdades poéticas, pero también particulares. Veamos cómo expresa el poeta Enegildo lo planteado: /Los garabatos de su alma/conversan con la noche al revelar el otro en la palabra. /   Dentro de la  noche/  hay otro escondido/  en su negrura/   quizás sea yo.
           
Ese extrañamiento, esas sensaciones que siempre están emitiendo las cosas y que el poeta se encarga de descodificar para luego codificarlas en su lenguaje universal es lo que más ha incidido en la formación de este poeta que es un creador de mundos posibles.  Enegildo ha sabido anclar con la filosofía en su poesía. El poeta percibe y casi siempre inconscientemente da a conocer verdades poéticas, y esto es lo que ha hecho Enegildo con su texto “Más allá de mi sombra”, dar a conocer una realidad superficial con alternativas universales expresadas mediante el lenguaje divino de la poesía.


Sin temor a equivocarme, puedo decir que el poemario guarda una estrecha relación con la realidad que rodea al autor. Como dijo Simónides “La pintura es poesía muda, y la poesía, pintura que habla”. Bien lo decían los griegos  el  poeta es el vidente que conoce el sentido oculto de las cosas, y de los seres, que desposa el misterio, penetra en el absoluto y reinventa la realidad. Es innegable que toda obra artística surge de la realidad, de la experiencia vivencial, por esto un poema como una novela tiene  que tener relación, de alguna manera, con el mundo que circunda al creador.


La obra literaria debe ampararse en la fricción con los objetos, en percepciones que son frutos del encuentro con las cosas que nos convocan por su don de abstracción. La obra literaria debe ser fruto de esa conexión con los seres. El mundo del poema debe estar marcado por la experiencia humana, experiencia que puede ser carnal o espiritual. Esto es lo que ha engrandecido la obra de Enegildo Peña, ha entonado su poesía con la vida práctica, ha manifestados estas simplicidades a través de verdades poéticas, por esto, y otras razones siento que nuestro poeta y trabajador de la cultura ha dejado un comprobable legado  a su pueblo. Enhorabuena señor Enegildo Peña, felicidades.



Notas:
1.        Peña Enegildo “Más allá de mi sombra.”
2.      www.diariodominicano . com.
3.      www.enlineadesdeSanCristobal.com
4.      Martínez Frank, Rodríguez Néstor, “Juego de imágenes”, RD, 2da edición, 2001, editora Isla Negra, p279.
5.      Ibídem.
6.      Ibídem.



                               
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