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sábado, 21 de febrero de 2015

Opinión personal, Bachata del ángles caído

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"Bachata del ángel caído" , de Pedro Antonio Valdez, opinión personal



La novela se organiza en cinco capítulos o velloneras, como las denomina el autor. Cada capítulo cuenta con un epígrafe que nos da un resumen en breves líneas de lo que sucederá en el capitulo, estos epígrafes, encabezan  una síntesis de acciones principales.  Así también estos capítulos cuentan con pequeños fragmentos de bachatas de reconocidos autores del género como: Teodoro Reyes, Anthony Santos, Luis Segura, Luis Vargas y Eladio Romero Santos. Estos versos de bachatas de una u otra forma anticipan algunos de los sentimientos que experimentarán los personajes en el capítulo; a ese paratexto le sigue el título del capítulo, que concentra la atención del lector en algún punto de los ejes señalados. 

En el primer epígrafe del subtítulo Vellonera Unus, se realiza una recomendación clave “leer teniendo de fondo musical un casete de bachatas” a través de esta sugerencia se inaugura el pacto de lectura estableciendo directamente la comunicación con el lector y se despierta su curiosidad desde el primer contacto.

Por otra parte, considerando el argumento de la novela se destacan en este epígrafe tres ejes principales que recorrerán el texto: la novela escrita por Benedicto Pimentel, los desasosiegos del señor Enterrador y la historia de Liberata, entre otros sucesos. Es interesante detenerse en esta síntesis, que sin alejarse del tono del relato, encabeza cada capítulo y cuenta a la manera cervantina las acciones que lo estructuran.

Es oportuno apuntar, que la novela utiliza el paralelismo para entretejer su mundo narratológico porque en ella se dan simultáneamente tres historias. La historia de un joven llamado Benedicto Pimentel, la historia de Liberata, el Sacristán y el padre y la historia del bar cuyos personajes en este ambiente, son el Gua, el Tuerto y otros.

Pedro Antonio Valdez, entrelaza estas tres historias con desbordante maestría al punto que nos hace sentir que nos narra una sola historia. Para esto se vale de unos hipertextos que arman el mundo ficcional que con desbordante maestría pernota en la estructura de la novela que analizamos. Primero nos presenta a Benedicto Pimentel, un joven adinerado interesado en escribir una historia, con este interés se muda al que fue su barrio, el Ríito y se interesa en la vida de los que visitan al bar, y más tarde se interesa en la vida de Liberata y el sacerdote. De esa manera, el autor logra desarrollar una trama con tres historias que en la consecución de la compostura de la novela hacen presencia.

Me parece interesante e innovador la manera en cómo Pedro Antonio Valdez cambia el hilo narratológico sin que nosotros lo notemos. En ocasiones nos está narrando una historia y sin darnos cuenta ya estamos sumergidos en una de la tres historia que en la novela hace presencia.

El autor cuenta con la maestría y la madurez literaria para narrarnos tres historias que pudieron ser ejes principales para la composición de tres novelas en una sola. Además, me parece fascinante la manera en  cómo el autor le permite a uno de sus personajes escribir una novela dentro de su novela, es decir, dentro de la “Bachata del ángel caído” se escribe otra novela a la cual el autor le da un tono muy  diferente que el que le da  a la novela como un todo y no como una de las partes que la componen.

El manejo del lenguaje, la sutileza de la palabras demuestran que estamos tratando con un autor de depurada calidad poética, pero además con un escritor que conoce cuál es la función de la literatura y cómo debe escribirse. Como lector, no solo me quedé en lo que explícitamente está en la obra. Pedro nos permite como lectores desarrollar nuestras propias conclusiones, nos permite analizar ese espacio que siempre hay que rellenar en la literatura de calidad. Dentro de la novela hay acciones que ameritan ser terminada a  juicio del lector, hay situaciones en las que el lector obligatoriamente debe ser parte de ese mundo ficcional que nuestro autor analizado crea.

Roland Barthes considera que la intención de un autor al escribir una obra, no es el único anclaje de sentido válido a partir del cual se puede interpretar un texto. Él considera que en la literatura se pueden encontrar otras fuentes de significado y relevancia. Puesto que el significado no está dado por el autor, este debe ser creado activamente por el lector a través de un proceso de análisis textual. Esto se da, como sabemos, por el carácter subjetivo de la obra literaria. Barthes habla en literatura de textos escribibles, que son en  los que el lector se involucra tratando de terminar la idea inconclusa del autor y textos legibles que no dan espacio a la creatividad, a la imaginación, se trata de textos que lo dicen todo. En el caso del texto que analizamos ocurre todo lo contrario, porque el suspenso está diseñado dentro de la historia contada para que el lector se haga sus propias conclusiones. Esto es uno de los tantos logros literarios que tiene esta novela.

En esta novela el  autor seleccionó un narrador testigo para contar las tres historias. Primero empieza con las dos historias entrelazadas. La del sacerdote y la del Tuerto, lo hace para poder entrelazar las historias. Pone al Tuerto a confesarse con la única intención de desarrollar las historias paralelamente, pero lo interesante de esto, lo grandioso, es  cómo el autor pone al personaje que escribe una novela dentro de su novela a que se interese en narrar una historia y se mude al Ríito y conoce  la historia del Tuerto y la de Liberata. Así desarrolla la trama de la novela con personajes que nos solo son sus personajes sino que también son personajes de la novela que Benedicto Pimentel desarrolla. Mostrando así, una realidad social, que será ficcionada en su mundo narrativo.

Cuando me refiero a que el autor nos presenta una realidad social, es porque la percepción de la pobreza de Valdez se ve en los recursos para describirla, como la metáfora, la analogía, las imágenes visuales, la intertextualidad,  y los elementos que la integran: la basura y el hedor, el agua podrida, los restos, el robo, la promiscuidad, el suicidio, la violencia, la muerte, el delito, la prostitución, las drogas, la superstición, la devoción religiosa, la oralidad, los sueños fracasados, la música considerada marginal, la visitas políticas-electorales y sus promesas parecen ser el telón de fondo de la realidad del barrio de Ríito y, en muchos casos, dan cuenta de la ausencia del Estado. Estos elementos atraviesan las clases sociales y los discursos culturales. 

La música y la literatura universalizan la pobreza a través de su confluencia y contribuyen a que el arte pueda dar cuenta de ella y no silenciarla.Basta con citar la página 53 para darnos cuenta del compromiso social que tiene Pedro con su pueblo y el mundo. De manera magistral nos presenta el chantaje de los funcionarios. Esto evoca la concepción que los marxistas tienen sobre lo que una obra literaria debe tener. 

Recordemos  que para Engels el escritor debe orientar al lector a extraer soluciones de los conflictos sociales que por necesidad tiene que mostrarle en sus obras. El realismo implica la reproducción verosímil de los personajes y la fidelidad a la verdad histórica, de ahí la llamada teoría del reflejo que es lo que nuestro consumado autor ha logrado. Presentarnos una realidad cruda mediante un lenguaje creado bajo los preceptos de la literariedad de la que habla Jabkoson en literatura.

Como podemos notar, la obra “Bachata del ángel caído” aguanta análisis de corte estructuralistas, semióticos, marxistas, y otros. Me parece, esta obra, una verdadera obra de arte.


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