"Bachata del ángel caído" , de Pedro Antonio Valdez, opinión personal
La novela se organiza en
cinco capítulos o velloneras, como las denomina el autor. Cada capítulo cuenta
con un epígrafe que nos da un resumen en breves líneas de lo que sucederá en el
capitulo, estos epígrafes, encabezan una
síntesis de acciones principales. Así
también estos capítulos cuentan con pequeños fragmentos de bachatas de
reconocidos autores del género como: Teodoro Reyes, Anthony Santos, Luis
Segura, Luis Vargas y Eladio Romero Santos. Estos versos de bachatas de una u
otra forma anticipan algunos de los sentimientos que experimentarán los
personajes en el capítulo; a ese paratexto le sigue el título del capítulo, que
concentra la atención del lector en algún punto de los ejes señalados.
En el primer epígrafe
del subtítulo Vellonera Unus, se realiza una recomendación clave “leer teniendo
de fondo musical un casete de bachatas” a través de esta sugerencia se inaugura
el pacto de lectura estableciendo directamente la comunicación con el lector y
se despierta su curiosidad desde el primer contacto.
Por otra parte,
considerando el argumento de la novela se destacan en este epígrafe tres ejes
principales que recorrerán el texto: la novela escrita por Benedicto Pimentel,
los desasosiegos del señor Enterrador y la historia de Liberata, entre otros
sucesos. Es interesante detenerse en esta síntesis, que sin alejarse del tono
del relato, encabeza cada capítulo y cuenta a la manera cervantina las acciones
que lo estructuran.
Es oportuno apuntar, que
la novela utiliza el paralelismo para entretejer su mundo narratológico porque
en ella se dan simultáneamente tres historias. La historia de un joven llamado
Benedicto Pimentel, la historia de Liberata, el Sacristán y el padre y la
historia del bar cuyos personajes en este ambiente, son el Gua, el Tuerto y
otros.
Pedro Antonio Valdez,
entrelaza estas tres historias con desbordante maestría al punto que nos hace
sentir que nos narra una sola historia. Para esto se vale de unos hipertextos
que arman el mundo ficcional que con desbordante maestría pernota en la
estructura de la novela que analizamos. Primero nos presenta a Benedicto
Pimentel, un joven adinerado interesado en escribir una historia, con este
interés se muda al que fue su barrio, el Ríito y se interesa en la vida de los
que visitan al bar, y más tarde se interesa en la vida de Liberata y el
sacerdote. De esa manera, el autor logra desarrollar una trama con tres
historias que en la consecución de la compostura de la novela hacen presencia.
Me parece interesante e
innovador la manera en cómo Pedro Antonio Valdez cambia el hilo narratológico
sin que nosotros lo notemos. En ocasiones nos está narrando una historia y sin
darnos cuenta ya estamos sumergidos en una de la tres historia que en la novela
hace presencia.
El autor cuenta con la maestría
y la madurez literaria para narrarnos tres historias que pudieron ser ejes
principales para la composición de tres novelas en una sola. Además, me parece
fascinante la manera en cómo el autor le
permite a uno de sus personajes escribir una novela dentro de su novela, es
decir, dentro de la “Bachata del ángel caído” se escribe otra novela a la cual
el autor le da un tono muy diferente que
el que le da a la novela como un todo y
no como una de las partes que la componen.
El manejo del lenguaje,
la sutileza de la palabras demuestran que estamos tratando con un autor de
depurada calidad poética, pero además con un escritor que conoce cuál es la
función de la literatura y cómo debe escribirse. Como lector, no solo me quedé
en lo que explícitamente está en la obra. Pedro nos permite como lectores
desarrollar nuestras propias conclusiones, nos permite analizar ese espacio que
siempre hay que rellenar en la literatura de calidad. Dentro de la novela hay
acciones que ameritan ser terminada a
juicio del lector, hay situaciones en las que el lector obligatoriamente
debe ser parte de ese mundo ficcional que nuestro autor analizado crea.
Roland Barthes considera que la intención de un autor
al escribir una obra, no es el único anclaje de sentido válido a partir del
cual se puede interpretar un texto. Él considera que en la literatura se pueden
encontrar otras fuentes de significado y
relevancia. Puesto que el significado no está dado por el autor, este debe ser
creado activamente por el lector a través de un proceso de análisis textual. Esto se da,
como sabemos, por el carácter subjetivo de la obra literaria. Barthes habla en
literatura de textos escribibles, que son en
los que el lector se involucra tratando de terminar la idea inconclusa
del autor y textos legibles que no dan espacio a la creatividad, a la
imaginación, se trata de textos que lo dicen todo. En el caso del texto que
analizamos ocurre todo lo contrario, porque el suspenso está diseñado dentro de
la historia contada para que el lector se haga sus propias conclusiones. Esto
es uno de los tantos logros literarios que tiene esta novela.
En esta novela el
autor seleccionó un narrador testigo para contar las tres historias.
Primero empieza con las dos historias entrelazadas. La del sacerdote y la del
Tuerto, lo hace para poder entrelazar las historias. Pone al Tuerto a
confesarse con la única intención de desarrollar las historias paralelamente,
pero lo interesante de esto, lo grandioso, es
cómo el autor pone al personaje que escribe una novela dentro de su
novela a que se interese en narrar una historia y se mude al Ríito y
conoce la historia del Tuerto y la de
Liberata. Así desarrolla la trama de la novela con personajes que nos solo son
sus personajes sino que también son personajes de la novela que Benedicto
Pimentel desarrolla. Mostrando así, una realidad social, que será ficcionada en
su mundo narrativo.
Cuando me refiero a que el autor nos presenta una
realidad social, es porque la percepción de la pobreza de Valdez se ve en los
recursos para describirla, como la metáfora, la analogía, las imágenes visuales,
la intertextualidad, y los elementos que
la integran: la basura y el hedor, el agua podrida, los restos, el robo, la
promiscuidad, el suicidio, la violencia, la muerte, el delito, la prostitución,
las drogas, la superstición, la devoción religiosa, la oralidad, los sueños
fracasados, la música considerada marginal, la visitas políticas-electorales y
sus promesas parecen ser el telón de fondo de la realidad del barrio de Ríito
y, en muchos casos, dan cuenta de la ausencia del Estado. Estos elementos
atraviesan las clases sociales y los discursos culturales.
La música y la
literatura universalizan la pobreza a través de su confluencia y contribuyen a
que el arte pueda dar cuenta de ella y no silenciarla.Basta con citar la página 53 para darnos cuenta del
compromiso social que tiene Pedro con su pueblo y el mundo. De manera magistral
nos presenta el chantaje de los funcionarios. Esto evoca la concepción que los
marxistas tienen sobre lo que una obra literaria debe tener.
Recordemos que para Engels el escritor debe orientar al
lector a extraer soluciones de los conflictos sociales que por necesidad tiene
que mostrarle en sus obras. El realismo implica la reproducción verosímil de
los personajes y la fidelidad a la verdad histórica, de ahí la llamada teoría
del reflejo que es lo que nuestro consumado autor ha logrado. Presentarnos una
realidad cruda mediante un lenguaje creado bajo los preceptos de la
literariedad de la que habla Jabkoson en literatura.
Como podemos notar, la obra “Bachata del ángel caído”
aguanta análisis de corte estructuralistas, semióticos, marxistas, y otros. Me
parece, esta obra, una verdadera obra de arte.
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